Abre con un rápido movimiento, que es casi automático. E ingresa su soldado más fiel, siempre a su diestra, siempre obediente y servicial. Tantea el terreno, aunque no sea necesario el reconocimiento. Descifra texturas, programa posiciones, debe ser estratégico. No ha abierto el cinto, pero es parte de la estrategia y posición. Mientras tanto, arriba el par vigila al tiempo que inteligencia decodifica o crea imágenes que ayudarán durante el momento de la acción. Comienza el fiel soldado diestro con su rol. Todos en posición, hasta el zurdo, que torpe e inexperto se dedica a palmear donde puede, levantar ropas o sujetar lo que haya a su alcance. De pronto el diestro decide cruzar la última frontera, debe sumergirse de lleno. Ingresa confianzudo y prepotente. Arriba, aquel que todo lo ve, ya sea al juntar los vigilantes, ya sea al agacharse, si miran hacia abajo siempre lo verán. Ése, siente asomado la peste de la guerra con cierto mórbido goce que llega hasta su altura. Qué batallón tenía, el Coronel. De pocos hombres, pero útiles y eficacez. De pronto, saben que se acerca, todo preparados. Ambos vigilantes bajan las persianas, el que todo lo ve y sentía el olor se arruga en una mueca. El zurdo se hace un bollo tensionado y el diestro, en pleno acto, siente como estalla el cañón. El terreno queda totalmente invadido. Levantan las persianas, absolutamente todos se relajan.
El Coronel, satisfecho, se sube el cierre y se recuesta. Algunos fuman un cigarrillo, él prefiere una siesta siempre que puede. Se acuerda del humo del cigarrillo de aquél que lo inspiró.
lunes, 25 de octubre de 2010
jueves, 2 de septiembre de 2010
Bill & Ted's Homosexual Adventure
Two California valley boys
The very best of friends
They used to go on dates with girls
But now they don't pretend
After trying to deny it
They went ahead and tried it
Couldn't believe how excellent it felt
It's no bogus journey
It's their hearts' true yearning
It's time for Bill & Ted's
Homosexual adventure to begin
In the garage
They're practicing their guitar solos
But in the bedroom
They're practicing on one another
School was such a pain
What a way to waste your brain
'Cause you know what's on their minds
Hey dude, 69!
They might seem kind of dumb
But they're not rubes
The very best of friends
They used to go on dates with girls
But now they don't pretend
After trying to deny it
They went ahead and tried it
Couldn't believe how excellent it felt
It's no bogus journey
It's their hearts' true yearning
It's time for Bill & Ted's
Homosexual adventure to begin
In the garage
They're practicing their guitar solos
But in the bedroom
They're practicing on one another
School was such a pain
What a way to waste your brain
'Cause you know what's on their minds
Hey dude, 69!
They might seem kind of dumb
But they're not rubes
They got each other by the pubes
Squeezing on one another's tubes
One's dark, one is blond
Day and night they get it on
They got condoms in their pockets
Plug into each other's sockets
They learned from Socrates
And other ancient Greeks
The art of homo love
And sexual techniques
They may not be too bright
But they know what they like
A love affair most triumphant
It's no bogus journey
It's a boner journey
It's time for Bill & Ted's
Homosexual adventure to begin
Squeezing on one another's tubes
One's dark, one is blond
Day and night they get it on
They got condoms in their pockets
Plug into each other's sockets
They learned from Socrates
And other ancient Greeks
The art of homo love
And sexual techniques
They may not be too bright
But they know what they like
A love affair most triumphant
It's no bogus journey
It's a boner journey
It's time for Bill & Ted's
Homosexual adventure to begin
viernes, 30 de julio de 2010
Primera vez
Podemos decir felices que esta en Nuestra Primera Vez
se que no tiene nada que ver esto aca pero es algo que nos compete a los dos (?
si sin darnos cuenta logramos lo que hace tanto tiempo buscamos
que es poder fuzionar nuestro Arte
sin darnos cuenta y en el momento menos esperado paso SI! PASO!
y ahora podemos ver su fruto
almenos yo me siento orgulloza de esto apezar de que no fue planeado en ningun momento por ninguno de los dos
solo paso aprovechamos el momento y aca tenemos la primera creazion en conjunto
Arte por:
Mural: Leciel
Fotografia: Rowan Nemesis
Esto es lo que logramos Arte y Oro puro Amigo sabe que tenes un gran potencial
Comenza a explotarlo y yo estare a tu lado para fotografiarlo y ayudarte en lo que necesites!
Espero que les guste nuestra primera muestra de arte!
Rowan Nemesis
viernes, 2 de julio de 2010
Moscow
This song is about the most beautiful city in the world. Moscow! This city is a prostitute She has red spots on her forehead Her teeth are made of gold She's fat and yet so lovely Her mouth falls to my valley when I pay her for it She takes off her clothes but only for money The city that keeps me in suspense Moscow One, two, three! Moscow Look! Pioneers are walking around there, singing songs to Lenin. She is old and nevertheless beautiful I can't resist her I can't resist She powders her old skin and has gotten her breasts rebuilt rebuilt She makes me horny I suffer torment She dances for me I have to pay I have to pay She sleeps with me but only for money It's still the most beautiful city in the world Moscow One, two, three! Moscow Look! Pioneers are walking around there, singing songs to Lenin. Moscow One, two, three! Moscow Look! Pioneers are walking around there, singing songs to Lenin. I see something, that you don't see When you close your eyes When you sleep deeply in the night I see something, that you don't see When you kneel before me When you lie before me I see something that you don't see When you touch me with your mouth When you talk to me I see something, that you'll never see One, two, three! Moscow One, two, three! Moscow Look! Pioneers are walking around there, singing songs to Lenin.
martes, 15 de junio de 2010
Qué sensación rara
Qué sensación rara. Interno 12445, ese con el ojo de loco. Estaba con el del ojo de loco, porque como no puede pagar una habitación propia (lo cual tiene sentido al no tener ninguna fuente de ingresos o relativo o siquiera conocido) tiene que compartir el cuarto. Pasa tres cuartos del día ahí adentro con el del ojo de loco, porque tampoco los suelen dejar salir. A los de ese pabellón casi no se les deja salir, menos que menos los de su pasillo (pasillo 3? No, 23, no confundas el autor). Uno se espera que aunque sea por desgaste, tarde o temprano socializarían entre ellos. Mínimo que hablen. Aunque claro, es difícil hablar con alguien que en realidad no está ahí. Porque el del ojo de loco nunca estaba donde su cuerpo (por suerte) y normalmente la psicosis se vería tratada por su salud mental, pero por la seguridad de todos, se lo mantenía drogado, empeorando los síntomas ya bastante destructivos de por sí. Una historia de la que poco sabía (porque cuando te encierran con alguien que no conocés, con quien no hablás y solo salís 6 horas en las que tenés que estar atado a él -ah, si, para mayor seguridad, estaban atados del brazo- es difícil indagar en su pasado) que implicaba situaciones en extremo violentas y macabras.
En fin, están el condenado y el del ojo de loco en un cuarto blanco de persianas bajas y entonces el condenado ve que su compañero escupe. Si, escupe. Escupe pastillas. una, dos, cuatro, cinco pastillas escupe! Bien no debería de preocuparle, quizás así sea mas interesante.
El del ojo de loco se levanta con un morboso gesto en la cara que resultaba un tanto sádico (si, así resultaba, indescriptiblemente sádico). Camina con la cabeza por delante, encorbado, con lo razos tensionados, las manos como si sufrieran solo por existir, y con esa dificultad para controlar sus piernas. Si, un desequilibrado efectivamente. Un nerviosismo le invade al condenado y siente el sudor en la nuca, en la espalda, esa picazón perturbada que casi pareciera que duele. Se acerca. Se está acercando! Camina tembloroso y rápido mientras se relame los labios secos de las drogas del tratamiento, poque la lengua se le escapa de la boca y le tiene que ocupar con algo.
Se paraliza mirando, porque claro, las drogas tienen suprimidos sus impulsos violentos, lo único que puede hacer es paralizarse mientars siente esos impulsos reventando adentro suyo, rompiendo la poca sanidad que pudiera quedarle.
Entonces está el condenado paralizado de terror tratando de alejarse, quedando cada vez más pegado a la pared, mientras el del ojo de loco se acerca con esa cara ambicosa de quién sabe que actos desgarradores, con hilos de baba cayendo de su boca entreabierta mientras se relame los dientes y labios. Ahora bien, quizás puede sonar bastante tétrico pero a no engañarse. Cuando llega hasta donde está él, le clava la mirada en los ojos, lo cual lo aterró aun más ya que siempre tuvo la mirada perdida y nublada, lamirada dopada. Y sí, efectivamente era la mirada de un desquiciado, extasiado por la cara de terror del condenado. Le apoya la mano en la frente y sin mutarse ni titubear, le da la nuca contra la pared.
Bueno, no suena tan malo. Es que las apariencias engañan (?).
Cuando el condenado se despierta es con una extraña sensación. Esa sensación rara. Estaba acostado con manos y pies atados a la camilla. ¿Otra vez elecrtochoques?.... No!
El del ojo loco lo miraba con la misma cara de desquiciado aún relamiendose mientras sentado sobre él lo masturbaba con violencia (si, con violencia, o no se entendió que era violento?). Qué sensación rara... ser masturbado por un loco.
En fin, están el condenado y el del ojo de loco en un cuarto blanco de persianas bajas y entonces el condenado ve que su compañero escupe. Si, escupe. Escupe pastillas. una, dos, cuatro, cinco pastillas escupe! Bien no debería de preocuparle, quizás así sea mas interesante.
El del ojo de loco se levanta con un morboso gesto en la cara que resultaba un tanto sádico (si, así resultaba, indescriptiblemente sádico). Camina con la cabeza por delante, encorbado, con lo razos tensionados, las manos como si sufrieran solo por existir, y con esa dificultad para controlar sus piernas. Si, un desequilibrado efectivamente. Un nerviosismo le invade al condenado y siente el sudor en la nuca, en la espalda, esa picazón perturbada que casi pareciera que duele. Se acerca. Se está acercando! Camina tembloroso y rápido mientras se relame los labios secos de las drogas del tratamiento, poque la lengua se le escapa de la boca y le tiene que ocupar con algo.
Se paraliza mirando, porque claro, las drogas tienen suprimidos sus impulsos violentos, lo único que puede hacer es paralizarse mientars siente esos impulsos reventando adentro suyo, rompiendo la poca sanidad que pudiera quedarle.
Entonces está el condenado paralizado de terror tratando de alejarse, quedando cada vez más pegado a la pared, mientras el del ojo de loco se acerca con esa cara ambicosa de quién sabe que actos desgarradores, con hilos de baba cayendo de su boca entreabierta mientras se relame los dientes y labios. Ahora bien, quizás puede sonar bastante tétrico pero a no engañarse. Cuando llega hasta donde está él, le clava la mirada en los ojos, lo cual lo aterró aun más ya que siempre tuvo la mirada perdida y nublada, lamirada dopada. Y sí, efectivamente era la mirada de un desquiciado, extasiado por la cara de terror del condenado. Le apoya la mano en la frente y sin mutarse ni titubear, le da la nuca contra la pared.
Bueno, no suena tan malo. Es que las apariencias engañan (?).
Cuando el condenado se despierta es con una extraña sensación. Esa sensación rara. Estaba acostado con manos y pies atados a la camilla. ¿Otra vez elecrtochoques?.... No!
El del ojo loco lo miraba con la misma cara de desquiciado aún relamiendose mientras sentado sobre él lo masturbaba con violencia (si, con violencia, o no se entendió que era violento?). Qué sensación rara... ser masturbado por un loco.
viernes, 21 de mayo de 2010
Es mi momento
Bueno si ya se que nunca mas subimos nada
Nisikiera el relato que nos mandaron se que vos lo estas esperando jaja XD ya lo voy a subir pasa ke somos re pajeros ñami ñami
Bueno bueno sisi como dice
el titulo ES MI MOMENTO muejeje
Momento de irse a la re choncha de la lora tirar al mundo a la mierda y hacer la mia por 4 dias !
los 4 dias mas copados de mi vida! (?)
vos decis que da para el Crimen ? mm no se no se jaja XD
por las dudas shhh
jejej XD mejor no digamos nada nada nada solo que TU SABES
Rowan Nemesis ♥
miércoles, 21 de abril de 2010
Pasando el rato dejandome llevar
TENGO GANAS DE ACTUALIZAR ACA Y QUE!?
Si el problema es que no se que poner no ?
mm bueno veamos que material tenemos ....
Mmmm sisi me gusto esta foto ultimamente ando hablando mucho de esto y anda con ganas de esto!
bien las cosas que digo en momentos como estos los pueden tomar como terribles confeziones pero yo prefiero leerlas como cualkier otra cosa ke puedo escribir o contarles en un dia normal de mi vida! :S
mmm bien les cuento mis queridos lectores (?
ando ganas de muchas cosas jaja XD peero de una persona mas que nada Tu sabes tu sabes agus tu sabes!
mmm mepa que cuando me pueden me desespero por tenerlo y el no tenerlo me esta poniendo un POKITITOO nerviosa jaja XD
se que este blog es para contar relatos crimen y para poner fotos que identifikes a estos relatos kon tan solo una foto pero bueno hoy me voy un pokito al carajo y por las ramas xke tengo ganas y komo yo tambien soy dueña del blog puedo hacerlo jaja XD
por ahora les cuento esto ke es lo ke me esta pasando por no tener lo ke realmente estoy keriendo
luego les contare de manera disimulada mis cuentos relatos blehes de lo que puedan pasar realmente lo trasformare para ke ustedes comprendan xke yo me estaba volviendo tan loca en tan poko tiempo les azeguro ke kuando tenga estas historias escritas les vaaa a re gustar jaja XD
si es que realmente alguien lee esto mas aya de mi compañero de blog nemo y yo jaja XD bueno veremos si le damo vida otra vez a esto y hacemos le la gente pajera del dia de hoy lea un pokito mas ke les hace un pokito de falta ! ( hola si mira quien habla PAJEERAA ¬¬)
como que con eso me kemo de pajera no muy lectora no ?jaja Xd
bueno es lo que hay ejem ejem
se me esta haciendo tarde y yo estoy aca kon el culo apoyado pensando en todo lo ke voy a hacer en un futuro kon zierta personitaa BABA* jajaj XD
weh weh weh mejro me voy antes de ke sea mas tarde sale cambiarme para irme a el cole ¬¬ ( colegio mugroso) em me yilde y me olvide que decia... ah si que me voy
Besos
Rowan Nemesis♥ (Necesito mas relatos crimen/eroticos pipol si tienen manden a mi mail)sábado, 20 de marzo de 2010
Les Puceaux
Hoy traigo un corto francés de solo 3 minutos. La verdad es que lo vi hace tiempo y poco me acuerdo, pero lo reencontré y bueno, me acordé de haberme reído bastante con un par de huevadas (como es comstumbre para mi que me río compulsivamente de cualquier cosa)
En fin, se llama Dos Vírgenes y supuse que éste sería un buen lugar para publicarlo, considerando que tambien el pobre blog esta bastante abandonado y necesito revivirlo un poco..
En fin, se llama Dos Vírgenes y supuse que éste sería un buen lugar para publicarlo, considerando que tambien el pobre blog esta bastante abandonado y necesito revivirlo un poco..
domingo, 28 de febrero de 2010
Manuel
Manuel había desarrollado una peculiar forma de diversión que llevó a su familia
a repudiarlo, por lo que se fue a vivir como un bohemio a Montparnasse. Cuando no le
obsesionaban sus exigencias eróticas, era astrólogo, un cocinero extraordinario, un
gran conversador y un excelente compañero de café. Pero ninguna de esas ocupaciones
podía apartar su mente de su obsesión. Tarde o temprano, Manuel tenía que abrirse los
pantalones y exhibir su más bien formidable miembro.
Cuanta más gente hubiera y cuanto más refinada la reunión, mejor. Si se hallaba
entre pintores y modelos, esperaba a que todo el mundo estuviera un poco bebido y
alegre, y entonces se desnudaba completamente. Su rostro ascético, sus ojos soñadores
y poéticos y su cuerpo de aspecto monacal contrastaban tan vivamente con su
conducta, que nadie se la explicaba. Si se alejaban de él no sentía placer. Si se
quedaban mirándole aunque sólo fuera un momento, caía en trance, su rostro se
tornaba extático y no tardaba en revolcarse por el suelo presa de una crisis orgásmica.
Las mujeres tendían a huir de su lado. Tenía que rogarles que se quedaran, y para
ello recurría a todos los ardides. Posaba como modelo y buscaba trabajo en estudios
donde hubiera muchachas, pero las condiciones en que se ponía cuando estaba ante los
ojos de las estudiantes obligaba a los hombres a ponerlo en la calle.
Si lo invitaban a una reunión, primero trataba de llevarse a una mujer a alguna
habitación vacía o a un balcón y se bajaba los pantalones. Si a la mujer le interesaba, él
caía en éxtasis. En caso contrario, echaba a correr tras ella, erección en ristre, y
regresaba a la reunión permaneciendo allí con la esperanza de despertar curiosidad. No
era un espectáculo hermoso, sino más bien incongruente. Como el miembro no parecía
pertenecer a su rostro y al cuerpo austero y religioso, adquiría una gran prominencia,
como si se tratara de algo separado.
Un día conoció a la esposa de un pobre agente literario que estaba pereciendo de
inanición y exceso de trabajo, y llegó al siguiente arreglo con ella. El iría por la
mañana y haría todas las tareas domésticas: lavar los platos, barrer su estudio e ir de
compras; a cambio, una vez todo aquello estuviera listo, podría exhibirse. En este caso
exigía toda la atención de la mujer. Quería que le observara desabrocharse el cinturón,
desabotonarse los pantalones y bajárselos. No llevaba ropa interior. Se sacaba el pene
y lo meneaba como una persona que está sopesando un objeto de valor. Ella debía
permanecer de pie cerca de él y observar todos sus gestos; tenía que mirarle el
miembro como si fuera un alimento que le gustara.
Aquella mujer desarrolló el arte de satisfacerle por completo. Se quedaba absorta
ante su pene y decía:
–¡Qué miembro tan hermoso que tienes! Es el más grande que he visto en
Montparnasse. ¡Y tan suave y tieso! Es precioso.
Mientras pronunciaba estas palabras, Manuel continuaba frotándose el sexo ante
los ojos de la mujer, como si fuera un recipiente de oro, y se le hacía la boca agua. Se
admiraba él mismo. Cuando ambos se inclinaban para admirarlo, su placer se
agudizaba hasta el punto de que era presa de un temblor en todo el cuerpo, de pies a
cabeza, pero no soltaba el pene ni dejaba de agitarlo ante el rostro de la mujer. El
temblor acababa convirtiéndose en ondulación, y se caía al suelo y se revolcaba como
una pelota hasta que le llegaba el orgasmo, en ocasiones sobre su propia cara.
A menudo se apostaba en esquinas obscuras, desnudo bajo un abrigo y, si pasaba
una mujer, lo abría y sacudía el pene ante ella. Pero esta actividad resultaba peligrosa,
pues la policía castigaba severamente semejante conducta. Con más frecuencia aún, le
gustaba meterse en un compartimiento vacío de tren, desabrocharse un par de botones
y arrellanarse como si estuviera borracho o dormido. El miembro asomaba un poco por
la abertura. Otras personas montaban en las sucesivas estaciones y, si Manuel estaba
de suerte, una mujer podía sentarse frente a él y mirarlo fijamente. Como parecía bebido,
nadie trataba de despertarlo. A veces, algún hombre le hacía levantar
airadamente y le decía que se abrochara. Las mujeres no protestaban. Si alguna de
.ellas entraba acompañada de colegialas, Manuel se sentía en el paraíso. Se ponía en
erección, y la situación acababa volviéndose tan insoportable que la mujer y sus
muchachitas abandonaban el compartimiento.
Un día Manuel halló su alma gemela en esta clase de diversión. Había tomado
asiento en un compartimiento, solo, y fingía estar dormido cuando una mujer entró y
se sentó ante él. Se trataba de una prostituta más bien madura, por lo que pudo ver:
ojos muy pintados, la cara con una espesa capa de polvos, ojeras, pelo exageradamente
rizado, zapatos gastados y vestido y sombrero de «cocotte».
La observó con los ojos entrecerrados. La prostituta lanzó una mirada a los
pantalones parcialmente abiertos y luego volvió a mirar. También ella se repantigó y
fingió estar dormida, con las piernas completamente separadas. Cuando el trer arrancó,
se subió la falda del todo. No llevaba nada debajo. Extendió las piernas abiertas y se
exhibió mientras contemplaba el pene de Manuel, que se iba endureciendo, escapando
de los pantalones, hasta que, por fin, salió del todo. Se quedaron sentados el uno frente
al otro, mirándose fijamente. Manuel tenía miedo de que la mujer se moviera y tratara
de agarrarle el miembro, que no era en absoluto lo que él pretendía. Pero no; gustaba
de idéntico placer pasivo. Ella sabía que él miraba su sexo, bajo el negrísimo y espeso
vello, y al final abrieron los ojos y se sonrieron. El estaba entrando en un estado de
éxtasis, pero tuvo tiempo de percatarse de que ella también experimentaba placer.
Podía ver la brillante humedad que aparecía en la boca de su sexo, y cómo la mujer se
movía casi imperceptiblemente de un lado a otro, como si se estuviera acunando para
dormir. El cuerpo de Manuel comenzó a temblar de placer voluptuoso. Ella, entonces,
se masturbó ante él, sin dejar de sonreír.
Manuel se casó con aquella mujer, que jamás trató de poseerlo como las demás
mujeres.
a repudiarlo, por lo que se fue a vivir como un bohemio a Montparnasse. Cuando no le
obsesionaban sus exigencias eróticas, era astrólogo, un cocinero extraordinario, un
gran conversador y un excelente compañero de café. Pero ninguna de esas ocupaciones
podía apartar su mente de su obsesión. Tarde o temprano, Manuel tenía que abrirse los
pantalones y exhibir su más bien formidable miembro.
Cuanta más gente hubiera y cuanto más refinada la reunión, mejor. Si se hallaba
entre pintores y modelos, esperaba a que todo el mundo estuviera un poco bebido y
alegre, y entonces se desnudaba completamente. Su rostro ascético, sus ojos soñadores
y poéticos y su cuerpo de aspecto monacal contrastaban tan vivamente con su
conducta, que nadie se la explicaba. Si se alejaban de él no sentía placer. Si se
quedaban mirándole aunque sólo fuera un momento, caía en trance, su rostro se
tornaba extático y no tardaba en revolcarse por el suelo presa de una crisis orgásmica.
Las mujeres tendían a huir de su lado. Tenía que rogarles que se quedaran, y para
ello recurría a todos los ardides. Posaba como modelo y buscaba trabajo en estudios
donde hubiera muchachas, pero las condiciones en que se ponía cuando estaba ante los
ojos de las estudiantes obligaba a los hombres a ponerlo en la calle.
Si lo invitaban a una reunión, primero trataba de llevarse a una mujer a alguna
habitación vacía o a un balcón y se bajaba los pantalones. Si a la mujer le interesaba, él
caía en éxtasis. En caso contrario, echaba a correr tras ella, erección en ristre, y
regresaba a la reunión permaneciendo allí con la esperanza de despertar curiosidad. No
era un espectáculo hermoso, sino más bien incongruente. Como el miembro no parecía
pertenecer a su rostro y al cuerpo austero y religioso, adquiría una gran prominencia,
como si se tratara de algo separado.
Un día conoció a la esposa de un pobre agente literario que estaba pereciendo de
inanición y exceso de trabajo, y llegó al siguiente arreglo con ella. El iría por la
mañana y haría todas las tareas domésticas: lavar los platos, barrer su estudio e ir de
compras; a cambio, una vez todo aquello estuviera listo, podría exhibirse. En este caso
exigía toda la atención de la mujer. Quería que le observara desabrocharse el cinturón,
desabotonarse los pantalones y bajárselos. No llevaba ropa interior. Se sacaba el pene
y lo meneaba como una persona que está sopesando un objeto de valor. Ella debía
permanecer de pie cerca de él y observar todos sus gestos; tenía que mirarle el
miembro como si fuera un alimento que le gustara.
Aquella mujer desarrolló el arte de satisfacerle por completo. Se quedaba absorta
ante su pene y decía:
–¡Qué miembro tan hermoso que tienes! Es el más grande que he visto en
Montparnasse. ¡Y tan suave y tieso! Es precioso.
Mientras pronunciaba estas palabras, Manuel continuaba frotándose el sexo ante
los ojos de la mujer, como si fuera un recipiente de oro, y se le hacía la boca agua. Se
admiraba él mismo. Cuando ambos se inclinaban para admirarlo, su placer se
agudizaba hasta el punto de que era presa de un temblor en todo el cuerpo, de pies a
cabeza, pero no soltaba el pene ni dejaba de agitarlo ante el rostro de la mujer. El
temblor acababa convirtiéndose en ondulación, y se caía al suelo y se revolcaba como
una pelota hasta que le llegaba el orgasmo, en ocasiones sobre su propia cara.
A menudo se apostaba en esquinas obscuras, desnudo bajo un abrigo y, si pasaba
una mujer, lo abría y sacudía el pene ante ella. Pero esta actividad resultaba peligrosa,
pues la policía castigaba severamente semejante conducta. Con más frecuencia aún, le
gustaba meterse en un compartimiento vacío de tren, desabrocharse un par de botones
y arrellanarse como si estuviera borracho o dormido. El miembro asomaba un poco por
la abertura. Otras personas montaban en las sucesivas estaciones y, si Manuel estaba
de suerte, una mujer podía sentarse frente a él y mirarlo fijamente. Como parecía bebido,
nadie trataba de despertarlo. A veces, algún hombre le hacía levantar
airadamente y le decía que se abrochara. Las mujeres no protestaban. Si alguna de
.ellas entraba acompañada de colegialas, Manuel se sentía en el paraíso. Se ponía en
erección, y la situación acababa volviéndose tan insoportable que la mujer y sus
muchachitas abandonaban el compartimiento.
Un día Manuel halló su alma gemela en esta clase de diversión. Había tomado
asiento en un compartimiento, solo, y fingía estar dormido cuando una mujer entró y
se sentó ante él. Se trataba de una prostituta más bien madura, por lo que pudo ver:
ojos muy pintados, la cara con una espesa capa de polvos, ojeras, pelo exageradamente
rizado, zapatos gastados y vestido y sombrero de «cocotte».
La observó con los ojos entrecerrados. La prostituta lanzó una mirada a los
pantalones parcialmente abiertos y luego volvió a mirar. También ella se repantigó y
fingió estar dormida, con las piernas completamente separadas. Cuando el trer arrancó,
se subió la falda del todo. No llevaba nada debajo. Extendió las piernas abiertas y se
exhibió mientras contemplaba el pene de Manuel, que se iba endureciendo, escapando
de los pantalones, hasta que, por fin, salió del todo. Se quedaron sentados el uno frente
al otro, mirándose fijamente. Manuel tenía miedo de que la mujer se moviera y tratara
de agarrarle el miembro, que no era en absoluto lo que él pretendía. Pero no; gustaba
de idéntico placer pasivo. Ella sabía que él miraba su sexo, bajo el negrísimo y espeso
vello, y al final abrieron los ojos y se sonrieron. El estaba entrando en un estado de
éxtasis, pero tuvo tiempo de percatarse de que ella también experimentaba placer.
Podía ver la brillante humedad que aparecía en la boca de su sexo, y cómo la mujer se
movía casi imperceptiblemente de un lado a otro, como si se estuviera acunando para
dormir. El cuerpo de Manuel comenzó a temblar de placer voluptuoso. Ella, entonces,
se masturbó ante él, sin dejar de sonreír.
Manuel se casó con aquella mujer, que jamás trató de poseerlo como las demás
mujeres.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Pussy
Demasiado-grande,demasiado-pequeño
El-tamaño-no-importa,despues-de-todo.
Demasiado-grande-demasiado-pequeño.
Podria-ser-algo-mas-grande.
Mercedes-Benz-y-de-la-autopista,
solo-en-la-ruta-de-viaje-internacional,
viajes,viajes,conduccion,
solo-quiero-diversion,no-caer-en-el-amor.
Solo-una-pequeña
solo-una-pequeña-perra!
Tienes-un-coño
yo-tengo-un-pito
Entonces-¿Cuál-es-el-problema?
Hagamoslo-rapidito.
Asi-que-me-lleve-ahora-antes-de-que-sea-demasiado-tarde.
La-vida-es-demasiado-corta,por-lo-que-no-puedo-esperar.
Ves,oh-no-ves?
No-puedo-tener-sexo-en-Alemania.
Demasiado-corto-demasiado-alto.
No-importa,una-talla-para-todos.
Demasiado-grande-demasiado-pequeño.
La-barrera-debe-estar-en-la-cima.
La-gente-quiere-chicas-con-hambre-de-mas?
Cuidado-con-la-pistola-de-carne!
Brandy-en-la-cabeza-hermosa-novia.
Conectar-a-su-chucrut-salchichas!
Solo-un-poco
Se-mi-perra!
Tienes-un-coño.
yo-tengo-un-pito.
Entonces-¿Cuál-es-el-problema?
Hagamoslo-rapidito.
Asi-que-me-lleve-ahora-antes-de-que-sea-demasiado-tarde.
La-vida-es-demasiado-corta,por-lo-que-no-puedo-esperar.
Ves,oh-no-ves?
No-puedo-tener-sexo-en-Alemania.
Alemania!
Alemania!
jueves, 28 de enero de 2010
Rein Raus !
Yo soy el Jinete
Tú eres el caballo
Me monto
Cabalgamos
Tú gimes
Te susurro
Un elefante en el ojo de una aguja
Dentro, Fuera
Yo soy el Jinete
Tú eres el caballo
Yo tengo la llave
Tú la cerradura
La puerta se abre
Yo entro
La vida puede ser tan esplendorosa…
Dentro, Fuera
Dentro, Fuera
Más profundo, Más profundo
Dilo, ¡Dilo Fuerte!
Más profundo ¡Más profundo!
Me siento bien dentro de tu piel
Y mil elefantes se liberan
El paseo fue corto
Lo lamento
Me desmonto
No tengo tiempo
Debo ir ahora con los otros caballos
Que también quieren ser montados
Dentro, Fuera
Dentro (Más profundo)
Fuera (Más profundo)
Tú eres el caballo
Me monto
Cabalgamos
Tú gimes
Te susurro
Un elefante en el ojo de una aguja
Dentro, Fuera
Yo soy el Jinete
Tú eres el caballo
Yo tengo la llave
Tú la cerradura
La puerta se abre
Yo entro
La vida puede ser tan esplendorosa…
Dentro, Fuera
Dentro, Fuera
Más profundo, Más profundo
Dilo, ¡Dilo Fuerte!
Más profundo ¡Más profundo!
Me siento bien dentro de tu piel
Y mil elefantes se liberan
El paseo fue corto
Lo lamento
Me desmonto
No tengo tiempo
Debo ir ahora con los otros caballos
Que también quieren ser montados
Dentro, Fuera
Dentro (Más profundo)
Fuera (Más profundo)
jueves, 21 de enero de 2010
A elección
Tres cintos, vidrios rotos, manchas en el colchón. La sangre purifica, la rojiza oscuridad se salpica en el cuarto derruído. El camino a la escalera, descalzo sobre el piso de baldosas frías, esquivando bichos y fragmentos de gruesos cristales. El frío húmedo del hierro de la escalera sube desde el talón hasta la nuca, está temblando. El cielo se refleja en el suelo mojado de la terraza. De nuevo luna roja. Pero llegan de nuevo, y trajeron compañía. Otra noche que reprimir en la memoria.
-Por qué?
-Porque sí.
Es probable que por ello no recuerde su simple identidad. Será que la tuvo? No hay recuerdos, ni por lo tanto evidencia. "Críado por mis hermanos" No más que eso. Ahora lo arrastran escaleras abajo. Las pastillas y el frío adomecen los sentidos, pero la memoria es la que cuesta manipular.
Un día decidió que no habría más. Tapado en sus harapos se subió al tren. Decidió no ser más parte de aquello.
miércoles, 20 de enero de 2010
Sevillanas Pink
Voy a contar,
la historia de una niña de papá,
que cambió D. Algodón por un liguero color rosa.
La conocí,
estando en un nigh' club que ahí en Madrí,
yo estaba en la barra ,
y escuché una voz: me llamo Rosa.
Ay! Mi papa cuando descubrí,
que la gatita ,
más pija y rica de la escuela donde fui, se llama Pedro.
2ª.- Pink
Ella era así,
desde chiquita quiso ser actriz,
y ser la protagonista de una peli glamurosa.
Ni la Monroe, la Garbo ni siquiera la Dietrich,
tenían tanto sexappeal como la más que era la Rosa.
Ay! Mi papa cuando descubrí,
que la gatita
más pija y rica de la escuela donde fui, se llama Pedro.
3ª.- Pink
Desde bebé,
la madre le ponía bragas de croché,
por supuesto, sin dudarlo,
como siempre color rosa.
Y así creció mi Rosa sin ninguna represión,
siempre con las uñas de los pies
pintadas de color de rosa.
Ay! Mi papa cuando descubrí,
que la gatita
más pija y rica de la escuela donde fui, se llama Pedro.
4ª.- Pink
Pa' que decir, que el mejor chulo siempre era pa' mí,
me confesaba orgullosa,
entre cigarro, copa y copa.
Seguía pues,
sacando de su bolso de bagute
y tomaba una tras una sus hormonas color rosa.
Ay! Mi papa cuando descubrí,
que la gatita,
más pija y rica de la escuela donde fui, se llama Pedro.
domingo, 17 de enero de 2010
El Aventurero Húngaro
Hubo una vez un aventurero húngaro de sorprendente apostura, infalible
encanto y gracia, dotes de consumado actor, culto, conocedor de muchos idiomas
y aristocrático de aspecto. En realidad, era un genio de la intriga, del arte de
librarse de las dificultades, de la ciencia de entrar y salir discretamente de todos
los países.
Viajaba como un gran señor, con quince baúles que contenían la ropa más
distinguida, y con dos grandes perros daneses. La autoridad que de él irradiaba
le había valido el sobrenombre del Barón. Al Barón se le veía en los hoteles más
lujosos, en los balnearios y en las carreras de caballos, en viajes alrededor del
mundo, en excursiones a Egipto y en expediciones al desierto y Africa.
En todas partes se convertía en el centro de atracción de las mujeres. Al
igual que los actores más versátiles, pasaba de un papel a otro a fin de complacer
el gusto de cada una de aquéllas. Era el bailarín más elegante, el compañero de
mesa más vivaz y el más decadente de los conversadores en los téte-á-tétes; sabía
tripular una embarcación, montar a caballo y conducir automóviles. Conocía
todas las ciudades como si hubiera vivido en ellas toda su vida. Conocía también
a todo el mundo en sociedad. Era indispensable.
Cuando necesitaba dinero, se casaba con una mujer rica, la saqueaba y se
marchaba a otro país. Las más de las veces, las mujeres no se rebelaban ni daban
parte a la policía. Las pocas semanas o meses que habían gozado de él como
marido les dejaban una sensación que pesaba más en su ánimo que el golpe de la
pérdida de su dinero. Por un momento, habían sabido lo que era vivir por todo lo
alto, lo que era volar por encima de las cabezas de los mediocres.
Las levantaba tan alto, las sumía de tal manera en el vertiginoso torbellino
de sus encantos, que su partida tenía algo de vuelo. Parecía casi natural: ninguna
compañera podía seguir su elevado vuelo de águila.
El libre e inasible aventurero, brincando así de rama en rama dorada, a
punto estuvo de caer en una trampa, una trampa de amor humano, cuando, una
noche, conoció a la danzarina brasileña Anita en un teatro peruano. Sus ojos
rasgados no se cerraban como los ojos de otras mujeres, sino que, al igual que en
los de los tigres, pumas y leopardos, los párpados se encontraban perezosa y
lentamente. Parecían cosidos ligeramente el uno al otro por la parte de la nariz,
porque eran estrechos y dejaban caer una mirada lasciva y oblicua, de mujer que
no quiere ver lo que le hacen a su cuerpo. Todo esto le confería un aspecto de
estar hecha para el amor que excitó al Barón en cuanto la conoció.
Cuando se metió entre bastidores para verla, ella estaba vistiéndose,
rodeada de gran profusión de flores, y, para deleite de sus admiradores, que se
sentaban a su alrededor, se daba carmín en el sexo con su lápiz labial, sin
permitir que ningún hombre hiciera el menor gesto en dirección a ella.
Cuando el Barón entró, la bailarina se limitó a levantar la cabeza y sonreírle.
Tenía un pie sobre una mesita, su complicado vestido brasileño estaba subido, y
con sus enjoyadas manos se dedicaba de nuevo a aplicar carmín a su sexo,
riéndose a carcajadas de la excitación de los hombres en su derredor.
Su sexo era como una gigantesca flor de invernadero, más ancho que
ninguno de cuantos había visto el Barón; con el vello abundante y rizado, negro y
lustroso. Estaba pintándose aquellos labios como si fueran los de una boca, tan
minuciosamente que acabaron pareciendo camelias de color rojo sangre,
abiertas a la fuerza y mostrando el cerrado capullo interior, el núcleo más pálido
y de piel más suave de la flor.
El Barón no logró convencerla para que cenaran juntos. La aparición de la
bailarina en el escenario no era más que el preludio de su actuación en el teatro.
Seguía luego la representación que le había valido fama en toda Sudamérica: los
palcos, profundos, obscuros y con la cortina medio corrida se llenaban de
hombres de la alta sociedad de todo el mundo. A las mujeres no se las llevaba a
presenciar aquel espectáculo
Se había vestido de nuevo, con el traje de complicado can-can que llevaba
en escena para sus canciones brasileñas, pero sin chal. El traje carecía de
tirantes, y sus turgentes y abundantes senos, comprimidos por la estrechez del
entallado, emergían ofreciéndose a la vista casi por entero.
Así ataviada, mientras el resto de la representación continuaba, hacía su
ronda por los palcos. Allí, a petición, se arrodillaba ante un hombre, le desabrochaba
los pantalones, tomaba su pene entre sus enjoyadas manos y, con una
limpieza en el tacto, una pericia y una sutileza que pocas mujeres habían
conseguido desarrollar, succionaba hasta que el hombre quedaba satisfecho. Sus
dos manos se mostraban tan activas como su boca.
La excitación casi privaba de sentido a los hombres. La elasticidad de sus
manos; la variedad de ritmos; del cambio de presión sobre el pene en toda su
longitud, al contacto más ligero en el extremo; de las más firmes caricias en todas
sus partes al más sutil enmarañamiento del vello, y todo ello a cargo de una mujer
excepcionalmente bella y voluptuosa, mientras la atención del público se dirigía
al escenario. La visión del miembro introduciéndose en su magnífica boca, entre
sus dientes relampagueantes, mientras sus senos se levantaban, proporcionaba a
los hombres un placer por el que pagaban con generosidad.
La presencia de Anita en el escenario les preparaba para su aparición en los
palcos. Les provocaba con la boca, los ojos y los pechos. Y para satisfacerlos
junto a la música, las luces y el canto en la obscuridad, en el palco de cortina
semicorrida por encima del público, se daba esta forma de entretenimiento
excepcional.
El Barón estuvo a punto de enamorarse de Anita, y permaneció junto a ella
más tiempo que con ninguna otra mujer. Ella se enamoró de él y le dio dos hijos.
Pero a los pocos años él se marchó. La costumbre estaba demasiado
arraigada; la costumbre de la libertad y del cambio.
Viajó a Roma y tomó una suite en el Grand Hotel. Resultó que esa suite era
contigua a la del embajador español, que se alojaba allí con su esposa y sus dos
hijas. El Barón les encantó. La embajadora lo admiraba. Se hicieron tan amigos y
se mostraba tan cariñoso con las niñas, que no sabían cómo entretenerse en aquel
hotel, que pronto las dos adquirieron la costumbre de acudir, en cuanto se
levantaban por la mañana, a visitar al Barón y despertarlo entre risas y bromas
que no les estaban permitidas con sus padres, más severos.
Una de las niñas tenía alrededor de diez años, y la otra doce. Ambas eran
hermosas, con grandes ojos negros aterciopelados, largas cabelleras sedosas y
piel dorada. Llevaban vestidos cortos y calcetines blancos también cortos.
Profiriendo chillidos, corrían al dormitorio del Barón y se echaban en la gran
cama. El quería jugar con ellas, acariciarlas.
Como muchos hombres, el Barón se despertaba siempre con el pene
particularmente sensible. En efecto, se hallaba muy vulnerable. No tuvo tiempo
de levantarse y calmar su estado orinando. Antes de que pudiera hacerlo, las dos
niñas echaron a correr por el brillante pavimento y se le lanzaron encima, encima
de su prominente pene, oculto en cierta medida por la gran colcha azul.
Las chiquillas no se dieron cuenta de que se les habían subido las faldas, ni
de que sus delgadas piernas de bailarinas se habían enredado entre sí y habían
caído sobre el miembro del Barón, tieso bajo la colcha. Riéndose, se le subieron
encima, se sentaron a horcajadas como si fuera un caballo, presionando hacia
abajo, urgiéndole, con sus cuerpos, a que imprimiera movimientos a la cama. En
medio de todo ello, quisieron besarle, tirarle del pelo y mantener con él
conversaciones infantiles. La delicia del Barón al ser tratado así creció hasta
convertirse en un agudísimo suspense.
Una de las chicas yacía boca abajo, y todo lo que el Barón tenía que hacer
para procurarse placer era moverse un poco contra ella. Lo hizo como jugando,
como si pretendiera empujarla fuera de la cama.
–Seguro que te caes si te empujo así. –No me caeré –replicó la niña,
agarrándose a él a través de las cobijas, mientras él se movía como si fuera a
hacerla rodar.
Riendo, la impulsó hacia arriba, pero ella permanecía apretada, frotando
contra él sus piernecitas, sus braguitas y todo lo demás, en su esfuerzo por no
deslizarse fuera. El seguía con sus movimientos mientras se reían. Entonces, la
segunda niña, deseando culminar el juego, se sentó a horcajadas frente a su
hermana, y el Barón pudo moverse con más fuerza, pretextando que tenía que
soportar el peso de ambas. Su miembro, oculto bajo la gruesa colcha, se levantó
más y más entre las piernecitas, y así fue como alcanzó el orgasmo, de una
intensidad que raras veces había conocido, rindiéndose en la batalla que las
chicas acababan de ganar de una forma que jamás sospecharían.
En otra ocasión, cuando acudieron a jugar con él, ocultó las manos bajo la
colcha. Después, levantó la ropa con el dedo índice y las desafió a que se lo
agarraran. Con gran entusiasmo, empezaron la caza del dedo, que desaparecía y
reaparecía en distintas partes de la cama, cogiéndolo firmemente. Al cabo de un
momento, no era el dedo, sino el pene lo que tomaban una y otra vez; tratando de
liberarlo, el Barón lograba que lo agarraran cada vez con más fuerza.
Desaparecía por entero bajo las cobijas, lo cogía con la mano y lo impulsaba
hacia arriba para que se lo volvieran a coger.
Fingió ser un animal que pretendía agarrarlas y morderlas, y en ocasiones
lo lograba muy cerca de donde se proponía hacerlo, con gran placer por parte de
las chicas. También jugaron al escondite. El "animal" tenía que saltar sobre ellas
desde algún rincón oculto. Se escondió en el armario y se cubrió con ropa. Una
de las niñas abrió, y él pudo mirarla por debajo de su vestido. La agarró y la
mordió, jugueteando, en los muslos.
Tan acalorados eran los juegos, tanta la confusión de la batalla y el
abandono de las chiquillas, que muy a menudo la mano del Barón iba a parar a los
lugares que él quería.
Con el tiempo, el Barón se mudó, una vez más, pero sus elevados saltos de
trapecio de fortuna en fortuna se deterioraron cuando sus demandas sexuales se
hicieron más poderosas que las de dinero y poder. Parecía como si la fuerza de su
deseo de mujeres ya no estuviera bajo su control. Estaba ansioso por
desembarazarse de sus esposas, a fin de proseguir su búsqueda de sensaciones a
través del mundo.
Un día se enteró de que la bailarina brasileña a la que amó había muerto a
causa de una sobredosis de opio. Sus dos hijas, que tenían quince y dieciséis años
respectivamente, deseaban que su padre se hiciera cargo de ellas. El Barón envió
en su busca. Por entonces vivía en Nueva York, con una esposa de la que había
tenido un hijo. La mujer no era feliz ante la idea de la llegada de las hijas de su
rival. Sentía celos por su hijo, que sólo contaba catorce años. Después de todas
sus expediciones, el Barón aspiraba ahora a un hogar y a un descanso de sus
apuros y de. sus ostentaciones. Tenía una mujer que más bien le gustaba y tres
hijos. La idea de reunirse con sus niñas le seducía. Las recibió con grandes
demostraciones de afecto. Una era hermosa; la otra menos, pero también atractiva.
Habían sido testigos de la vida de su madre, y no tenían nada de reprimidas ni
de mojigatas.
La apostura de su padre las impresionó. El, por su parte, recordó sus juegos
con las dos chiquillas en Roma; sólo que sus hijas eran un poco mayores, lo que
añadía gran atractivo a la situación.
Les asignaron una ancha cama, y más tarde, cuando aún estaban hablando
del viaje y del reencuentro con su padre, él entró en la habitación para darles las
buenas noches. Se tendió a su lado y las besó. Ellas le devolvieron sus besos.
Pero cuando volvió a besarlas, deslizó las manos a lo largo de sus cuerpos, que
pudo sentir a través de los camisones.
Las caricias les gustaron.
–Qué guapas sois las dos –dijo–. Estoy muy orgulloso de vosotras. No puedo
dejaros dormir solas; ¡hacía tanto tiempo que no os veíal
Sujetándolas paternalmente, con sus cabezas sobre el pecho, acariciándolas
con gesto protector, dejó que se durmieran, una a cada lado. Sus jóvenes
cuerpos, con sus pechitos apenas formados, le turbaron tanto que no pudo
conciliar el sueño. Las acarició alternativamente, con movimientos gatunos para
no molestarlas, pero al cabo de un momento su deseo se hizo tan violento, que
despertó a una y empezó a forcejear con ella. La otra tampoco escapó. Resistieron
y se lamentaron un poco, pero habían visto muchas cosas a lo largo de su vida
junto a su madre, así que no se rebelaron.
Ahora bien, aquél no fue un caso vulgar de incesto, pues la furia sexual del
Barón aumentó paulatinamente hasta convertirse en una obsesión. La satisfacción
no le liberaba ni le calmaba. Era como un prurito. Después de acostarse con sus
hijas poseía a su mujer.
Temía que las niñas le abandonaran y huyeran, de modo que las espiaba y,
prácticamente, las tenía presas.
Su esposa lo descubrió y organizó violentas escenas, pero el Barón estaba
como loco. Ya no cuidaba su forma de vestir, su elegancia, sus aventuras ni su
fortuna. Permanecía en casa y sólo pensaba en el momento en que podría tomar
juntas a sus hijas. Les había enseñado todas las caricias imaginables. Aprendieron
a besarse en presencia de su padre, hasta que se excitaba lo bastante y las poseía.
Pero su obsesión y sus excesos empezaron a pesar sobre él, y su esposa le
abandonó.
Una noche, después de haberse despedido de sus hijas, erraba por el
apartamento, presa aún del deseo, de fiebres eróticas y de fantasías. Había dejado
a las chicas exhaustas, por lo que cayeron dormidas. Y ahora el deseo lo
atormentaba de nuevo.
Cegado por él, abrió la puerta de la habitación de su hijo, que dormía
tranquilamente boca arriba, con los labios entreabiertos. El Barón lo miró,
fascinado. Su endurecido miembro continuaba atormentándolo. Tomó un taburete
y lo colocó cerca del lecho. Se arrodilló en él e introdujo el pene en la boca de su
hijo. Este despertó, sofocado, y golpeó al Barón. También las muchachas
despertaron.
La rebelión contra la insensatez paterna estalló, y abandonaron al ahora
frenético y envejecido Barón.
Roxanne
Roxanne, you don't have to put on the red light
Those days are over
You don't have to sell your body to the night
Roxanne, you don't have to wear that dress tonight
Walk the streets for money
You don't care if it's wrong or if it's right
Roxanne, you don't have to put on the red light
Roxanne, you don't have to put on the red light
Put on the red light, put on the red light
Put on the red light, put on the red light
Put on the red light, oh
I loved you since I knew ya
I wouldn't talk down to ya
I have to tell you just how I feel
I won't share you with another boy
I know my mind is made up
So put away your make up
Told you once I won't tell you again it's a bad way
Roxanne, you don't have to put on the red light
Roxanne, you don't have to put on the red light
You don't have to put on the red light
Put on the red light, put on the red light
Those days are over
You don't have to sell your body to the night
Roxanne, you don't have to wear that dress tonight
Walk the streets for money
You don't care if it's wrong or if it's right
Roxanne, you don't have to put on the red light
Roxanne, you don't have to put on the red light
Put on the red light, put on the red light
Put on the red light, put on the red light
Put on the red light, oh
I loved you since I knew ya
I wouldn't talk down to ya
I have to tell you just how I feel
I won't share you with another boy
I know my mind is made up
So put away your make up
Told you once I won't tell you again it's a bad way
Roxanne, you don't have to put on the red light
Roxanne, you don't have to put on the red light
You don't have to put on the red light
Put on the red light, put on the red light
viernes, 15 de enero de 2010
Configuración ¬¬
Me enamore de la imagen del osito de Etienne del último relato jajajaja
Espero que ahora haya comentarios ._.
Saludos gente!
miércoles, 13 de enero de 2010
Gladys y el Bruto
Siempre se pelean, qué irritante!
Por cualquier idiotez, empiezan a los gritos y después empiezan a forcejear. Después se encierran en su cuarto y siguen a los gritos y golpes como si yo fuera zorda y no me enterara, pongo los auriculares al máximo y los oigo igual! "Gladys, dejá de atacarme las pelotas! Sos un parásito!" Qué romántico, qué carajo le habrá visto la muy estúpida. Siempre qué oigo los golpes están ahí adentro con la puerta cerrada.
Por qué tenía que parirme una tarada? Si la idiota le hubiera hecho usar un forro a ese bruto me hubiera ahorrado esta porquería! y ahora un nuevo bruto de turno, el que más duró (no sé como!) Y viven peleándose!
Un día decidí entrar a gritarles que se calmen.
Gladys estaba tirada con las piernas completamente abiertas vociferando insultos nuevos
y el bruto la estaba embistiendo de manera tal que pensé que le iba a partir la plevis en pedazos
mientras le apretaba la cintura dejándole las costillas amoratadas.
Un hilo de sangre bajaba de la nuca del bruto que seguía embistiendo.
Salí de acá y cerrá esa puerta, pendeja!
lunes, 11 de enero de 2010
Espía

viernes, 8 de enero de 2010
Camino
tres, cuatro, llegó.
Camina con su lengua por la suavidad carnal de sus piernas.
Arriba, abajo, adentro, encontró la placentera debilidad.
Los fuertes gemidos de un hombre se escuchan desde la puerta oxidada del C.
miércoles, 6 de enero de 2010
Espero os haya gustado, ingratos! Jajajaja
Bueno, he recibido bastantes comentarios respecto del relato de Etienne, pero ninguno tuvo la voluntad de tomarse dos minutos y comentar en mismo post. De todas maneras debo admitir que yo mim oque lo escribí no sé si lo quisiera volver a leer! jajaja es que (como varias otras personas *aajaammm, una o dos!**me resulta mas gracioso que otra cosa!)
Pero bueno, de todo esto aparece mi personaje Etienne jajaja. En fin, sería bueno que la gente comente, aunque sea con "críticas constructivas"
stay tuned! (?
Aôut
sábado, 2 de enero de 2010
Etienne & La Terraza
Entra Emilio, pelo negro, corto, ojos azules. Un cuerpo de envidiarse. Su primo está acostado en la reposera. Qué importa si ni hay nadie? Y se mandó! Empezó a acariciarle el pecho, ese pecho robusto engrasado con el filtro solar. Lo notó, pero no hizo más que un gesto. Mientras le masajeaba el pecho, veía como de a poco se hacía presente una erección impresionante en la malla! Y para qué desperdiciarla no? Impaciente, bajó las manos enseguida y con un movimiento brusco, le sacó la malla y lo dejó expuesto por completo. Qué suerte que la terraza estuviera tan alta! Pero no tanto tampoco! Desde el edificio de en frente, Etienne se frenó en la ventana ante semejante espectáculo. Y bueno, todavía con la taza de café en la mano izquierda, empezó a bajar la mano derecha (que suerte que todavía estaba desnuda, no?) Y de a poco, sin terminar de darse cuenta, empezó a masajear su entrepierna, hasta que cayó en la cuenta y mientras disfrutaba el espectáculo, la colorada juntó tres dedos y los pasó de un golpe! Y en eso, suena la puerta, qué oportuno!
Mientras, Emilio apretaba y masajeaba la verga palpitante y gruesa con las manos, mientras se le hacía agua la boca. Por la puerta entró Bruno, que se habñia quedado a dormir (qué hacía todavía ahí? No se había ido?) no importa, estaba muy ocupado atragantándose como para mirar. Para cuando se dió cuenta, Bruno había posado sus carnosas nalgas en la cara de su querido primo, que se estaba deleitando hundiendo la cara cada vez más, mientras a Bruno se le escapaban los gemidos. Mientras tanto, Etienne miraba desde su ventana con vista de alcón, con las manos sobre la baranda, mientras Paolo le masajeaba las piernas y subía y bajaba con la lengua, provocándola. "Los años hacen la experiencia" pensaba, y tenia razón! Con 43 años, el portero Paolo tenía un cuerpo esculpido como por los mismos dioses y le estaba dando el oral de su puta vida! Los amantes de Etienne siempre fueron de su edad. Pero ahora, le habían atado las manos a una baranda mientras con los dedos la preparaba para embestirla como una bestia de pasión pura, ella contaba apenas 23 años! Cuando sintió que la penetraban con suavidad abrió los ojos extasiada y vio pasar al cuarto hombre en la terraza de en frente! El hermano de Emilio, Hernán. hernán, con el pelo y la barba crecidos y el cuerpo de un mecánico experimentado. Era la primera vez que veía a su hermano con otro hombre. Se posó sobre el primo y en seguida se montó la exhuberante verga que parecía estar por explotar! Bruno se dió vuelta y le metió la pija en la boca al primo y encontró la forma de que Hernán siguiera con el extasiante Beso Negro. Emilio entonces, empezó a pulir con la lengua el carnoso pene de su hermano. Era demasiado grande, asi que era difícil. Humedeció con la lengua cada mínimo centímetro hasta que juntó valor y se la metió entera en la boca. Bruno se bajó de su puesto y se dirigió a él. Se agachó y empezó a masturbar a Emilio con fuerza y rapidez, y éste cedía cada vez mas entregado, entonces Bruno se tentó y empezó a pasarle los dedos de a uno. Antes de darse cuenta, le había metido el puño entero! Los gemidos de Emilio se escuchaban ahogados por la verga de Hernán que se movía con gracia hacia arriba y abajo sobre la pija del primo. El primo tiró la cabeza para atrás exausto de placer y vió las ventanas de en frente, vio a Etienne y le guiñó el ojo. Ella por su parte tenia las piernas empapadas. Paolo parecía una máquina! No paraba y no paraba y la embestía cada vez con más fuerza como un toro! Las manos gruesas de Paolo le apretaban las tetas sin cuidado y ella dejó escapar un grito de placer. Había tenido 5 orgasmos y estaba por el sexto! Paolo siguió hasta que ella se dio cuenta. Sintió como dentro suyó, el enorme trozo de carne se hinchaba y despedía su carga por completo. Las embestidas aminoraron, pero no pararon, se volvieron más lentas. Miero a la terraza. "Quisiera estar allá" pensó, mientras Paolo se iba. Casi podía oír los gemidos de aquellos hombres. Entonces se dió cuenta. Seguía atada a la baranda. Y no tenía manera de safarse. "Mierda!"
Mientras, Emilio apretaba y masajeaba la verga palpitante y gruesa con las manos, mientras se le hacía agua la boca. Por la puerta entró Bruno, que se habñia quedado a dormir (qué hacía todavía ahí? No se había ido?) no importa, estaba muy ocupado atragantándose como para mirar. Para cuando se dió cuenta, Bruno había posado sus carnosas nalgas en la cara de su querido primo, que se estaba deleitando hundiendo la cara cada vez más, mientras a Bruno se le escapaban los gemidos. Mientras tanto, Etienne miraba desde su ventana con vista de alcón, con las manos sobre la baranda, mientras Paolo le masajeaba las piernas y subía y bajaba con la lengua, provocándola. "Los años hacen la experiencia" pensaba, y tenia razón! Con 43 años, el portero Paolo tenía un cuerpo esculpido como por los mismos dioses y le estaba dando el oral de su puta vida! Los amantes de Etienne siempre fueron de su edad. Pero ahora, le habían atado las manos a una baranda mientras con los dedos la preparaba para embestirla como una bestia de pasión pura, ella contaba apenas 23 años! Cuando sintió que la penetraban con suavidad abrió los ojos extasiada y vio pasar al cuarto hombre en la terraza de en frente! El hermano de Emilio, Hernán. hernán, con el pelo y la barba crecidos y el cuerpo de un mecánico experimentado. Era la primera vez que veía a su hermano con otro hombre. Se posó sobre el primo y en seguida se montó la exhuberante verga que parecía estar por explotar! Bruno se dió vuelta y le metió la pija en la boca al primo y encontró la forma de que Hernán siguiera con el extasiante Beso Negro. Emilio entonces, empezó a pulir con la lengua el carnoso pene de su hermano. Era demasiado grande, asi que era difícil. Humedeció con la lengua cada mínimo centímetro hasta que juntó valor y se la metió entera en la boca. Bruno se bajó de su puesto y se dirigió a él. Se agachó y empezó a masturbar a Emilio con fuerza y rapidez, y éste cedía cada vez mas entregado, entonces Bruno se tentó y empezó a pasarle los dedos de a uno. Antes de darse cuenta, le había metido el puño entero! Los gemidos de Emilio se escuchaban ahogados por la verga de Hernán que se movía con gracia hacia arriba y abajo sobre la pija del primo. El primo tiró la cabeza para atrás exausto de placer y vió las ventanas de en frente, vio a Etienne y le guiñó el ojo. Ella por su parte tenia las piernas empapadas. Paolo parecía una máquina! No paraba y no paraba y la embestía cada vez con más fuerza como un toro! Las manos gruesas de Paolo le apretaban las tetas sin cuidado y ella dejó escapar un grito de placer. Había tenido 5 orgasmos y estaba por el sexto! Paolo siguió hasta que ella se dio cuenta. Sintió como dentro suyó, el enorme trozo de carne se hinchaba y despedía su carga por completo. Las embestidas aminoraron, pero no pararon, se volvieron más lentas. Miero a la terraza. "Quisiera estar allá" pensó, mientras Paolo se iba. Casi podía oír los gemidos de aquellos hombres. Entonces se dió cuenta. Seguía atada a la baranda. Y no tenía manera de safarse. "Mierda!"
Suscribirse a:
Entradas (Atom)